Del puro de Carlo Ancelotti en 2022 a los mensajes en redes en 2024. Si en la anterior Liga el Madrid acudió a Cibeles a celebrar el título a cuatro días de la vuelta de las semifinales contra el City, y el técnico posó fumando con los más jóvenes; esta vez, también a cuatro días de la resolución ante el Bayern, el club optó por la vía recatada en vista de que el lazo no dependía por completo de la victoria frente al Cádiz.
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Courtois, Eder Militao, Fran Garcia, Nacho, Dani Carvajal, Modric, Camavinga (Federico Valverde, min. 80), Dani Ceballos, Brahim Diaz (Vinicius Junior, min. 73), Joselu y Arda Guler (Jude Bellingham, min. 65)
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Jeremias Ledesma, Fali, Javi Hernández, Victor Chust, Zaldua (Iza, min. 65), Álex Fernández (Lucas Pires, min. 65), Escalante, Rubén Alcaraz, Rubén Sobrino (Maxi Gómez, min. 75), Robert Navarro (Iván Alejo, min. 84) y Chris Ramos (Juanmi, min. 75)
Goles 1-0 min. 51: Brahim Diaz. 2-0 min. 67: Jude Bellingham. 3-0 min. 93: Joselu.
Árbitro Javier Iglesias Villanueva
Tarjetas amarillas Zaldua (min. 37)
Reunidos todos los jugadores en el palco de familiares para seguir el desenlace del Girona-Barcelona, la alegría se transmitió al exterior al modo del siglo XXI, a través de caracteres y emoticonos. El más sutil, cómo no, el de Toni Kroos, que lanzó al cíberespacio unos ojos con el cuarto gol de los de Míchel. Dentro, eso sí, no faltaron los bailes, según el vídeo que publicó el padre de Rodrygo. La visita a la estatua no será hasta después de las semifinales. Este domingo, entrenamiento a las 11.00.
“Nos gustaría celebrar con la afición, pero entiende que tenemos un reto muy importante el miércoles y lo queremos preparar bien”, se excuso el entrenador blanco. “La Liga la celebraremos el próximo fin de semana. Ahora es importante estar contenidos porque el miércoles es demasiado importante”, comentó en Real Madrid Televisión Ancelotti, que destacó el “poco ego” y “buen ambiente” de la plantilla de camino a un trofeo que, según el de Reggiolo, tuvo su momento más decisivo en el gol de Bellingham en el clásico del Bernabéu, que ensanchó la distancia a los 11 puntos.
La tarde se presentó extraña en Chamartín. Hubo que rastrear, según apuntó Mr. Chip, hasta 1967 para encontrar un alirón blanco en diferido, cuando venció al Córdoba y tuvo que esperar a la derrota del Barça en Gran Canaria. En esta ocasión, la singularidad se resumió en lo que ocurrió en sala de prensa poco después de las 18.30. Justo cuando apareció Ancelotti, el Barça aplazaba el título con el tanto de Christensen, y en el momento de responder a la segunda pregunta, empataba Dovbyk, lo que adjudicaba de nuevo la Liga a los blancos.
Dos horas antes de que el Girona pusiera el matasellos de las matemáticas, el discurso de Carletto no dejó de apelar al miércoles. Una y otra vez. En todo caso, su comparecencia, entre los goles de Montilivi, sí tuvo un aire de balance de curso liguero. Y con espacio para la ironía. “Lo hemos hecho tan bien que no hay muchos peros. Pero alguno hay… No jugamos muy bien. Hemos marcado solo 100 goles [112 en todas las competiciones], pero no jugamos muy bien. Entonces, repito: háblame del mar, marinero”, añadió el italiano, echando mano de un dicho que había usado hacía dos semanas para responder a las críticas sobre el juego defensivo realizado equipo en la vuelta con el City.
Las lesiones del principio nos ayudaron a entender que no era un problema de individualidades, sino de trabajo conjunto
Carlo Ancelotti
La temporada se torció pronto para los blancos con las graves lesiones de cruzado de Courtois y Militão a mediados de agosto. Sin embargo, esa fue, según Ancelotti, la palanca del título. De la necesidad, virtud. “Una pieza importante la pusimos cuando empezamos a defender bien, con compromiso colectivo”, explicó el italiano. “El gran esfuerzo lo han hecho los delanteros, más que los defensas. Las lesiones del principio nos ayudaron a entender que para suplir [a los lesionados] no era un problema de individualidades, sino de trabajo conjunto”, valoró tras otro encuentro con la portería a cero. A su juicio, fue el curso de la “continuidad”, exactamente la palabra que utilizó la pasada campaña en el Camp Nou para explicar por qué su equipo se descolgó tan pronto de la pelea por el título. En esta ocasión, fue un Madrid de velocidad de crucero que, de postre, celebró la Liga en la vuelta de Courtois.
La sesión vespertina empezó con la ovación al belga, que volvió a jugar 335 días después, y se resolvió con una acción suya. Lo recordó él mismo, como acostumbra. “Una bonita victoria que empieza con esa parada [a Chris Ramos] con 0-0. De ahí sale el 1-0″, advirtió. Nada más regresar del descanso, Militão perdió la pelota y colocó al delantero visitante frente al meta, que se la sacó. El estadio despertó del estado somnoliento y, dos minutos más tarde, Brahim soltó el latigazo del 1-0.
“No había hecho un partido 11 contra 11 en nueve meses. He leído bien el espacio [en el mano a mano], no se me ha olvidado. En los pases largos, sí que tienes que acostumbrarte un poco”, detalló. “Al principio [con la lesión de cruzado de agosto], pensé que la temporada estaba perdida, pero me sentí muy bien y llegó lo del menisco [en marzo], y ahí volví a pensar que se había acabado. Pero estoy bien y aquí por si me necesitan”, señaló. Tendrá minutos en Liga, anunció Ancelotti. Ya con la corona en el bolsillo.
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