un estudio observa que cualquier actividad es más saludable para el corazón que el sedentarismo

Las enfermedades cardiovasculares, que se refieren a todas las enfermedades del corazón y la circulación, son la principal causa de mortalidad a nivel mundial. En 2021, fue responsable de una de cada tres muertes (20,5 millones), siendo la enfermedad coronaria la principal causa de muerte. Desde 1997, el número de personas que viven con enfermedades cardiovasculares en todo el mundo se ha duplicado y se prevé que siga aumentando.

Un nuevo estudio, que surge del consorcio internacional Prospective Physical Activity, Sitting and Sleep (ProPASS), apoyado por la British Heart Foundation (BHF) y publicado en el ‘European Heart Journal’, ha sido el primero en evaluar cómo los diferentes patrones de movimiento a lo largo del día de 24 horas se relacionan con la salud del corazón.

El objetivo era descubrir como afecta al corazón las distintas acciones que se hacen en la actividad diaria, y, sobre todo, cuáles eran más perjudiciales o beneficiosas. Para el estudio investigadores de la London’s Global University (UCL) en Reino Unido analizaron datos de seis estudios, que abarcaron a 15.246 personas de cinco países, para ver cómo el comportamiento de movimiento a lo largo del día se asocia con la salud del corazón, medida por seis indicadores comunes.

Cada participante utilizó un dispositivo portátil en el muslo para medir su actividad durante las 24 horas del día y se midió la salud de su corazón. Los investigadores identificaron una jerarquía de comportamientos que componen un día típico de 24 horas, donde el tiempo dedicado a realizar actividades moderadas a vigorosas proporciona el mayor beneficio para la salud del corazón, seguido de actividad ligera, estar de pie y dormir en comparación con el impacto adverso del comportamiento sedentario.

El equipo modeló lo que sucedería si un individuo cambiara varias cantidades de un comportamiento por otro cada día durante una semana, para estimar el efecto sobre la salud del corazón para cada escenario. Al sustituir el comportamiento sedentario, tan sólo cinco minutos de actividad moderada-vigorosa tuvieron un efecto notable en la salud del corazón.

Por ejemplo, para una mujer de 54 años con un índice de masa corporal (IMC) promedio de 26,5, por ejemplo, un cambio de 30 minutos se tradujo en una disminución de 0,64 en el IMC, lo que representa una diferencia del 2,4 por ciento. Reemplazar 30 minutos diarios de sentado o acostado con ejercicio moderado o vigoroso también podría traducirse en una disminución de 2,5 cm (2,7%) en la circunferencia de la cintura o una disminución de 1,33 mmol/mol (3,6%) en la hemoglobina glucosilada.

«La gran conclusión de nuestra investigación es que, si bien pequeños cambios en la forma de moverse pueden tener un efecto positivo en el corazón La salud, la intensidad del movimiento importa», ha señalado el doctor Jo Blodgett, primer autor del estudio de UCL Surgery & Interventional Science y el Institute of Sport, Ejercicio & Health.

Pequeñas acciones recomendadas

Así, el estudio observa que dormir, la única actividad en la que no se necesita estar en movimiento, tiene efectos más beneficiosos para el corazón que estar sentado, una acción que los investigadores definen como sedentaria. Así, dormir tiene más beneficios que estás sentado sin moverse.

No obstante, si se reemplaza dormir por realizar actividad física de intensidad ligera o actividad física moderada-vigorosa, dormir siempre será menos beneficiosa que cualquiera de esas dos actividades.

Así, el cambio más beneficioso que observaron, y que recomiendan, es el de reemplazar el estar sentado por una actividad de moderada a vigorosa, que podría ser correr, caminar a paso ligero o subir escaleras, básicamente cualquier actividad que aumente el ritmo cardíaco y que haga respirar más rápido, «incluso durante uno o dos minutos».

Los investigadores señalaron que aunque el tiempo dedicado a realizar actividad vigorosa era la forma más rápida de mejorar la salud del corazón, hay maneras de beneficiar a personas de todas las capacidades; solo que cuanto menor es la intensidad de la actividad, más tiempo se necesita para comenzar a tener un beneficio tangible.

Usar un escritorio de pie durante unas horas al día en lugar de un escritorio sentado, por ejemplo, es un cambio que requiere una cantidad de tiempo relativamente grande, pero también es un cambio que podría integrarse en una rutina de trabajo con bastante facilidad, ya que no requiere tiempo ni compromiso.

También se descubrió, aunque es algo que se sabe desde hace tiempo, que aquellos que son menos activos obtienen el mayor beneficio al cambiar de comportamientos sedentarios a otros más activos.

El desplazamiento mínimo de cualquier comportamiento hacia un actividad moderada o vigorosa para mejorar la salud cardiometabólica osciló entre 3,8