Las personas jóvenes podrían ser más susceptibles al efecto dañino de los factores que favorecen la aterosclerosis. ¿La causa? Según una investigación realizada en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), estas personas son más vulnerables a los efectos perjudiciales que conllevan dos de estos factores: el colesterol y la tensión arterial elevados.
¿La causa? Los investigadores desconocen por qué las arterias son más susceptible, pero creen que la razón es que las arterias de las personas más jóvenes son más vírgenes, han estado menos expuestas al envejecimiento, y por ello son más susceptibles a recibir un daño como resultado del colesterol en toda la tensión arterial, mientras que etapas más tardías la arteria está algo más envejecida y por tanto es digamos está menos vulnerable a un daño inicial por otros factores de riesgo.
Estos resultados se publican en la revista ‘Journal of the American College of Cardiology‘ y subrayan la necesidad de que el control agresivo de los factores de riesgo debería comenzar en edades más tempranas de la vida por lo que, escriben los investigadores, se deben «cambiar las estrategias de prevención primaria».
En un editorial que acompaña al estudio, Charles A. German y Michael D. Shapiro, de la Universidad de Chicago, y de la Universidad de Wake Forest-Winston Salem, subrayan la relevancia de esta investigación y escriben que sus resultados son una «llamada a la acción para replantear cuándo y cómo deben intervenir los médicos de manera agresiva para prevenir la enfermedad cardiovascular».
Escriben los autores que la investigación amplia «nuestra comprensión de la progresión natural de la aterosclerosis, reforzando la idea de que la detección temprana y la modificación agresiva de los factores de riesgo, especialmente la reducción del colesterol LDL, pueden alterar el curso de la enfermedad». Todo ello, añaden, lleva a cambiar «el paradigma», con intervenciones tempranas, dirigidas y agresivas para cambiar el rumbo y evitar el inminente tsunami de enfermedad cardiovascular y otras enfermedades crónicas en nuestra población envejecida.
El hecho de que se puede revertir la aterosclerosis es un hallazgo muy relevante, pero a ¿qué edad? Señala Borja Ibáñez, coordinador del estudio, que en algunos casos en este estudio, hasta el 8% de personas que tenían ya placas ateroma, ha desaparecido completamente la enfermedad cuando han modificado sus hábitos de vida.
Los investigadores creen que, incluso desde los 20 o 25 años, es muy importante empezar a controlarse y hacer hacerse analíticas para el colesterol y tomarse la tensión arterial.
Control agresivo
¿Y cómo controlarlo? Proponen un control agresivo para bajar los niveles de colesterol y controlar la tensión arterial de una forma importante; cuanto más bajos sean los niveles mejor.
Esto inicialmente se puede abordar con estilos de vida con dieta, dejar de consumir alcohol y reducir el consumo de sal o, y si aun así no se consigue, es cuando se debería de pasar a tratamientos farmacológicos tanto para el colesterol como para la tensión arterial, reconoce Ibáñez.
Por ello, Valentín Fuster, autor del estudio, «un cribado de la aterosclerosis subclínica desde temprana edad así como el control agresivo de los factores de riesgo podría ayudar a aliviar la carga global de enfermedades cardiovasculares».
El cambio de paradigma a lo que se refieren los autores del editorial pasa por un cribado para la detección de las placas de colesterol o de ateroma en las carótidas o en las femorales que, según los autores, podría ayudar a identificar aquellos que están desarrollando la enfermedad y en ellos pueden empezar este manejo agresivo que decíamos de los factores de riesgo.
Se calcula que el 30% de las personas entre 40 y 45 años tienen aterosclerosis en algún segmento arterial.