Por qué sí tiene solución la incontinencia urinaria

Por qué sí tiene solución la incontinencia urinaria

Conchi Cambelo confiesa que con 45 años tuvo su primer episodio de incontinencia urinaria durante un entrenamiento de running con otros compañeros. A partir de entonces, estos fueron frecuentes y quiso ponerle solución cuanto antes. «Es un tema muy tabú. No puedes ir diciendo lo que te pasa. Te da mucha vergüenza, pero era incontrolable. No sabía a quién decirlo ni a quién pedir ayuda», reconoce esta paciente.

Así, la incontinencia urinaria representa en la actualidad un problema grave de la sociedad y de los pacientes, ya que es una patología que llega a avergonzar a muchas personas, pero también a mermar su calidad de vida notablemente, sostiene el doctor Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y Ruber Internacional Paseo de la Habana.

«La incontinencia urinaria es una pérdida involuntaria de orina. Es una patología que afecta a millones de personas en todo el mundo. En concreto, es muy prevalente, la sufren una de cada tres mujeres a partir de los 50 años, y uno de cada cuatro hombres. Estos ‘escapes‘ de orina pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen, les estigmatiza mucho, hacen que esconda esta enfermedad, y llegando a condicionar su ámbito familiar, social, laboral y sexual», añade.

Tipos de incontinencia urinaria

Mientras, el doctor Pietro Moscatiello, especialista del Servicio de Urología de ambos centros madrileños adscritos al grupo Quirónsalud, cita que la incontinencia urinaria puede ser de dos tipos:

Incontinencia urinaria de urgencia: se refiere al tipo de síntoma del paciente antes de perder orina, que es la prisa para ir al baño

Incontinencia urinaria de esfuerzo: se identifica con la pérdida de orina a través de un esfuerzo físico, como el correr, reír, toser, saltar, por ejemplo.

«La incontinencia de por sí no crea un problema físico, sino un problema social. Te afecta en todos los ámbitos, social, familiar, social, e incluso sexual. Cuando te viene un paciente a la consulta lo primero es la anamnesis. Después, podemos pedirle pruebas de laboratorio, o una flujometría o ecografías para intentar confirmar las posibles causas que podrían causar la incontinencia», subraya este doctor.

Factores de riesgo para su desarrollo

Desde el Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, la doctora María Gozalo nos ayuda a comprender mejor las complejidades de esta condición en el contexto ginecológico: «Existen varios factores de riesgo para desarrollar la incontinencia urinaria, y uno de ellos, el más importante, es la obesidad. Es decir, a más peso más probabilidad de padecerla».

Igualmente, apunta a la edad, de manera que las pacientes más mayores cuentan con un mayor riesgo de desarrollarla; pero también apunta a los antecedentes familiares; y también en el caso concreto de la mujer, al embarazo y al parto, y también a la bajada de hormonas de la menopausia.

«Muchas veces nos encontramos con pacientes que cuentan con pérdidas pequeñas al reír, al toser, o incluso con las relaciones sexuales. Esto no deberíamos tomarlo como algo normal; sobre todo a estas alturas del siglo XXI donde hay diferentes dispositivos y tratamientos farmacológicos para corregirlo», agrega el doctor Miguel Sánchez Encinas.

Rehabilitar el suelo pélvico, fundamental

Mientras, Carmen Rodríguez, experta en Rehabilitación y Fisioterapia en Ruber Internacional Paseo de la Habana, recalca que la musculatura de suelo pélvico es la encargada de recubrir toda la pelvis en su parte interna, se encarga del sostén visceral, de la incontinencia urinaria y fecal, y de situaciones como pueden ser las relaciones sexuales, el embarazo y el parto.

«De esta musculatura, sólo un 30% es de carácter voluntario, es decir, que podemos trabajarla con ejercicios como los conocidos ‘Kegel’, de contraer y de relajar la zona; así como trabajos que se apliquen con electroestimulación», detalla. Pero luego, el otro 70%, se trabaja de forma involuntaria, que se trabajan a través de la postura, y del transverso del abdomen, añade.


Miguel Sánchez Encinas,


jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y Ruber Internacional Paseo de la Habana

En este sentido, la doctora Gozalo subraya que es muy importante realizar los ejercicios de suelo pélvico a lo largo de toda la vida, independientemente de si una mujer es madre o no, y continuarlos durante toda la vida para prevenir la incontinencia.

«El ejercicio de sostén con los años, del suelo pélvico, se va a debilitar con el paso del tiempo. Con lo cual, cuanto más fuerte esté esa musculatura, a partir de los 50-60 años especialmente, menor probabilidad de pérdidas urinarias tendremos», declara Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y Ruber Internacional Paseo de la Habana.

En el caso concreto de las embarazadas, la doctora Gozalo subraya que para prevenir la incontinencia urinaria lo idóneo es hacer los ejercicios de suelo pélvico, que son ejercicios sencillos, contracciones lentas y rápidas, así como intentar no ganar mucho peso, comiendo sano y haciendo ejercicio durante el embarazo.

Una novedosa solución si falla la fisioterapia

No obstante, el doctor Sánchez Encinas mantiene que cuando estas pautas previas de fisioterapia de suelo pélvico fallan, se procede a un tratamiento quirúrgico de la incontinencia urinaria de esfuerzo, «Cuando los tratamientos conservadores de fisioterapia y electroestimulación fallan ahí entramos a valorar la cirugía, en función de la cuantía de las pérdidas de los pacientes», aclara.

En el caso de los hombres, este urólogo resalta que en los hombres es una cirugía abierta, y en las mujeres el uso de vías laparoscópicas o asistidas por robot, han facilitado la implantación de estos nuevos dispositivos, como el esfínter artificial femenino asistido por un robot, una novedosa solución en este tipo de casos.

«Desde la operación hay que esperar mínimo unas 8 semanas para la activación del mismo. El día de la activación para mí fue memorable. Ahora, siento las mismas ganas de orinar que una persona sin este implante, pero te sientas en el baño y te tienes que palpar el dispositivo en el labio derecho y es apretarlo y la vejiga se vacía. Vivo al 200%. Me ha cambiado la vida. No vivo resignada con pañales y compresas, sino que tengo una vida normal», destaca.

Finalmente, Paloma Portillo, enfermera del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, destaca el apoyo y la orientación proporcionados desde la atención de enfermería en el abordaje de la incontinencia urinaria. «La incontinencia urinaria es algo que afecta mucho en el día a día y hay personas que llegan a la consultan revelando que lo pasan muy mal», subraya esta especialista.


By Jenny M. Costa

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