Merav Mijaeli (Petaj Tikva, 56 años) lidera el Partido Laborista israelí. No lo ha sumado ―a diferencia de otras formaciones de oposición― al Gobierno de concentración creado hace un mes para la guerra en Gaza porque desconfía de Netanyahu. “No hace falta para apoyar las acciones correctas”, justifica en referencia a la invasión de la Franja y la intención de erradicar a Hamás a raíz del ataque sorpresa que causó unos 1.200 muertos —según la estimación más reciente del Gobierno israelí— el 7 de octubre. Recibe a EL PAÍS en su casa de Tel Aviv, en la víspera de viajar a Málaga para asistir este fin de semana al Congreso del Partido Socialista Europeo, cuya presidenta, Iratxe García, ha criticado el “castigo colectivo” a Gaza y en el que estará el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El laborismo tiene estatus de miembro observador. “Espero convencerles de nuestra verdad. Y de que no es solo una batalla de Israel”, señala tras criticar que “todos” hablen de la situación humanitaria en la Franja, pero no de la situación de los más de 240 rehenes allí, entre ellos bebés y ancianos. Su principal divergencia hoy con la estrategia del Ejecutivo de Netanyahu hacia la Franja es que “la destrucción de la base terrorista de Hamás y la Yihad Islámica en Gaza” debe ir seguida de la búsqueda de un acuerdo de paz que implique la creación de un Estado palestino.
Conocida experiodista y expresentadora de radio y televisión, la feminista y secular Mijaeli tomó en horas bajas en 2021 las riendas de la formación que gobernó el país en sus tres primeras décadas de historia, con nombres como David Ben-Gurión o Golda Meir. En las últimas elecciones, el pasado noviembre, no logró sacarlo del coma que atraviesa en los últimos 20 años: cayó de siete a cuatro diputados, el mínimo, en una Kneset de 120. Mijaeli, que ostentó la cartera de Transportes en el anterior y diverso Gobierno contra Netanyahu, reivindica durante la entrevista el legado de otro laborista: Isaac Rabin, el primer ministro asesinado por un ultranacionalista a causa de los Acuerdos de Oslo que firmó con Yasir Arafat en 1993.
Pregunta. ¿Por qué eligió no ingresar en el Gobierno de concentración?
Respuesta. Dije desde el principio que apoyaríamos toda medida en favor de restablecer la seguridad y la destrucción de la base terrorista en Gaza, y es lo que hacemos. Pero no vi necesidad de ser parte de un Gobierno que… No tengo confianza en Netanyahu. Nunca acepté estar en un Gobierno con Netanyahu durante toda mi carrera política y siempre estuve en oposición a él. Y eso no ha cambiado.
P. ¿Y si [los ministros ultraderechistas] Ben Gvir, Smotrich o Eliyahu no estuvieran, pero sí Bibi [Netanyahu]?
R. En esta crisis, no hace falta estar en el Gobierno para apoyar las acciones correctas. Y no hay motivo para colaborar con personas en las que no confías.
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P. Ha señalado que Netanyahu tiene que irse ya. ¿Por qué ahora y no al final de la guerra, como se suele decir?
R. Porque creo que, incluso en el transcurso de la guerra, se preocupa principalmente de sus propios intereses, no necesariamente de los del Estado. Y, precisamente, porque estamos en guerra, necesita ser reemplazado ahora. Sería bueno para el Estado. No lo pondría en peligro. Al revés, lo fortalecería.
P. ¿Y elecciones?
R. No. Tenemos la opción legal de hacerlo con la misma Kneset. Solo hace falta que [el resto de] los políticos de la coalición entiendan que es lo correcto y tengan el coraje de hacerlo.
P. ¿Está decepcionada con la parte de la oposición que ha entrado en el Gobierno?
R. Voté a favor de su inclusión. A mucha gente en el Estado de Israel le da sensación de más seguridad. Lamentablemente, también le da legitimidad a Netanyahu. Pero, dentro de las opciones, voté a favor y espero que ayude.
P. Está a favor de eliminar a Hamás y entrar en Gaza, pese a todos los muertos. ¿Cuáles son los matices, las diferencias entre lo que usted propone y lo que hace el Gobierno?
R. Somos el Partido Laborista y sigo el camino de Isaac Rabin, que es el correcto para el Estado de Israel. Y Rabin combatió a Hamás, que no es un socio [para la paz], ni sueña con reconocer a Israel. Es una organización terrorista que ahora hemos visto que se parece más al ISIS que a cualquier otra cosa. Y siempre pensé que no había que permitir la construcción de la fuerza terrorista y terrible de Hamás, sino que había que trabajar con la Autoridad Nacional Palestina e ir a un acuerdo político, una solución pacífica, del conflicto palestino-israelí. Así que sí, creo que hay destruir la base terrorista de Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, sin duda. No hay motivo alguno para que Israel lo permita.
El día después, y es mi principal diferencia con el Gobierno, creo que hay que ir a un acuerdo. Que incluya a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y países árabes socios, de los que hay muchos. En primer lugar, por supuesto, Jordania y Egipto. Hoy, el Partido Laborista es el único que dice eso con claridad. Que no se anda por las ramas ni retuerce el lenguaje.
El precio de la guerra en Gaza, lamentablemente, incluso en las guerras justas y no elegidas, porque nos ha sido impuesta, es alto. Especialmente cuando una organización terrorista usa a sus ciudadanos y ciudadanas como escudo humano. Y espero la investigación que muestre cuánto usa Hamás a su población como escudo humano.
P. Entiendo entonces que la principal diferencia está en el día después y no tanto en cómo el ejército lleva la guerra. Ha dejado más de 10.000 muertos…
R. No me lo tomo a la ligera, ni con indiferencia. Pero sé que el Ejército de Israel hace todo lo que está en su mano para diferenciar entre Hamás y la población civil. Y también para que [los civiles en el norte] vayan al sur y no resulten dañados. Pero, al final, tenemos que eliminar la base terrorista de Hamás. No podemos seguir permitiendo que nos amenace de esa forma.
P. ¿Qué relación ve con los palestinos cuando acabe la guerra?
R. Creo en la solución de dos Estados. Nadie ha venido con otra. Se puede hablar de distintas formas de llegar, pero en general todos saben cuál es la solución.
P. ¿Y la matanza del 7 de octubre no ha cambiado eso?
R. Netanyahu reforzó a Hamás. Y la campaña de la derecha es decir que no hay diferencia entre ellos [Hamás y la ANP]. Lo que no es correcto, en mi opinión. Si algo ha demostrado la masacre es que Hamás no es un socio. La ANP está lejos de ser perfecta. El comportamiento de las dos partes no es bueno ni constructivo ya durante demasiados años. Pero las dos están aquí y tienen que encontrar una vía para vivir juntas. Es un interés mutuo encontrar una solución que provea seguridad a todos. No es un asunto emocional. ¿Querría todo el territorio? Por supuesto que querría más territorio. ¿Estoy iracunda, dolorida, decepcionada, ardiendo [de rabia]? Sí. Y tengo sentimientos horrorosos ante esta masacre. Pero, ¿cambia eso cómo veo el interés de Israel y lo que tiene que hacer? La respuesta es que no. Al revés, lo refuerza.
P. ¿Cuán responsable es Netanyahu de lo que pasó
R. Ha sido primer ministro 13 años y medio de los últimos 15. Siempre me he opuesto a sus políticas. Pero ahora lo más importante es ver cómo salimos de esta terrible crisis reforzados. Digo que hay que reemplazarlo no por lo que ha habido, sino por el ahora, por lo que habrá. Ya hablaremos de lo que hubo. En cuanto a sacar conclusiones y todo eso, no es urgente ahora.
P. Omer Bar Lev [exministro laborista] dijo el otro día que el laborismo ha agotado su rol histórico. ¿Qué opina?
R. Que ya lo han dicho muchas veces. Y creo que no es correcto. Que tiene un rol muy importante. Y hoy es el único partido sionista democrático en el Parlamento y debe ser la base sobre la que se levante de nuevo una coalición de Gobierno de centro-izquierda.
P. ¿Qué mensaje quiere dar en Málaga a los socios socialistas europeos?
R. Es un viaje muy importante para mí. He fortalecido enormemente los vínculos con los partidos hermanos. Creo que la socialdemocracia feminista es el camino correcto. Por eso, me importan muchos esos lazos y ser escuchada de primera mano, de cerca. Que oigan de mí nuestra verdad, la de las israelíes y los israelíes. Me sorprende que todos hablan de ‘humanitario, humanitario’ y no de que hay bebés [rehenes en Gaza] de diez meses sin su madre. Y decenas de niños, ancianos, personas muy enfermas y con necesidades especiales. Nadie sabe cómo están, la Cruz Roja no los ha visto. Y no se cuenta. Me sorprende. Y de todo eso voy a hablar con líderes importantes. Espero convencerlos de nuestra verdad. Y de que no es solo una batalla de Israel. Hamás realmente ha demostrado que es como ISIS y debe haber ahora una coalición global contra Hamás, porque no solo está en la Franja de Gaza. Esa ideología asesina lamentablemente se encuentra en muchos lugares, y no solo redunda en el interés de Israel erradicar sus capacidades violentas y terroristas.
P. ¿Siente que en Europa no se entiende la lucha de Israel?
R. Creo que lo que pasó el 7 de octubre llevó a mucha gente a entender mejor a qué se enfrenta Israel y qué les amenaza a ellos.
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