Indra ha lanzado este miércoles su nuevo plan estratégico con un foco claro: ser la multinacional española de referencia en el negocio aeroespacial y de defensa y en tecnologías digitales avanzadas. Así lo indica la propia compañía en el plan que ha depositado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y que desplegará durante la mañana ante inversores. De momento, y en la apertura de los mercados, las acciones de la firma repuntaron hasta un 2,5% para moderarse de inmediato al entorno del 1%.
En él, se pone el objetivo de liderar el ecosistema español de defensa en menos de 10 años, un sector que impulsará su crecimiento en los próximos años: Indra tiene el objetivo de alcanzar los 6.000 millones de facturación en 2026, un 40% más que el récord que alcanzó en 2023, y dispararse hasta los 10.000 en el año 2023. Las claves, “acelerar la transición hacia una referencia nacional multidominio en Defensa”, convertirse en el “coordinador del ecosistema de tecnología y servicios avanzados en las industrias de Europa y Lationamérica”, ser un líder global en gestión de tráfico aéro, así como desinvertir de activos no estratégicos y potenciar “proactivamente las adquisiciones y las alianzas”.
En este punto, Indra confirma su intención de buscar inversores para Minsait, su filial de servicios de tecnología de la información. La empresa, participada al 28% por la Sepi, dice querer buscar una mayor “autonomía” y un reposicionamiento para Minsait, asociándose con “accionistas estratégicos mayoritarios o minoritarios para impulsar un ambicioso plan de crecimiento”, que contempla el desarrollo de una nueva línea de negocio centrada en la movilidad, y la venta de activos no estratégicos en la filial. Inteligencia Artificial, ciberseguridad, pagos y servicios en la nube están entre el resto de negocios que Indra proyecta para Minsait.
Si a cierre de 2023 esta generaba la mitad del ebitda de Indra, la mayoría del mismo procederá en 2026 del negocio aueroespacial y de defensa, la gran apuesta del grupo para los próximos años, aprovechando los “duraderos y crecientes conflictos militares” en el contexto mundial, y “el nuevo ciclo de inversión en defensa en Europa”.
En ese contexto, Indra se propone ser un jugador europeo de primera fila en este ámbito, que actúe como coordinador en programas de tierra, mar, aire y espacio, con la intención de acometer adquisiciones para reforzar sus capacidades en tierra, sensores, soluciones antidrones, y ganar mercado en Europa Occidental.
Además, la compañía anuncia su intención de lanzar una nueva filial espacial que pueda fabricar, lanzar, operar y explotar satélites, y que en 2030 sea capaz de generar unos ingresos orgánicos de 1.000 millones de euros. En este punto gana especial relevancia el interés de Indra por entrar en Hispasat, el referente español en este campo que en 2019 fue adquirida por Red Eléctrica por 933 millones.
Más del 75% del gasto en adquisiciones será destinado a defensa e industria aeroespacial, y cifra en más de 1.500 millones la munición disponible, sin contar los fondos procedentes de desinversiones, “que solo serán ejecutados para permitir adquisiciones estratégicas adicionales”.
Previsiones
Con todo ello, Indra se ve en 2026 con una factuarción de 6.000 millones de euros, y un ebitda de, al menos, 750 millones, casi un 70% más que en 2023, con casi tres cuartas partes generados por el ámbito de defensa.
También pronostica unas inversiones de 1.200 millones hasta 2026 en tecnología, cifra que se elevará a 3.100 millones hasta 2030. De esa cantidad, especifica, 1.00 serán autofinanciados.
Respecto a la política de dividendos, la presentación remitida a la CNMV se limita a indicar que estará en línea con los actuales ratios de payout, es decir, la parte del beneficio que se destina a este fin, del entorno del 20% del mismo, “consistente con la estrategia de la compañía”.
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