Adelgazar de forma sostenible no requiere dietas sino un cambio en la relación con la alimentación

Tras el verano muchas personas vuelven a su rutina con unos cuantos kilos de más y se plantean comenzar una dieta para adelgazar. Esta reducción puntual de la ingesta puede tener efectos a corto plazo, «pero si no se cambia la relación que tenemos con nuestra alimentación no se conseguirán reducciones de peso sostenibles a largo plazo», explica Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, que detalla que esta nueva forma de relacionarse con los alimentos debe ser más pronunciada en las personas con obesidad y sobrepeso: «No deben de dejar de comer sin más, pueden incorporar alimentos que produzcan más saciedad y que sean bajos en calorías o adaptar las reducciones en la ingesta a su actividad diaria. Para todo ello es vital un estudio personalizado y un apoyo de un nutricionista que analice en todo momento la situación en la que se encuentra la persona que quiere bajar de peso».

Un programa sostenible para perder peso debe ofrecer a los pacientes «una secuencia de visitas a nutricionista seriadas que ayuda al paciente a realizar cambios en su alimentación, ofrecerle apoyo en los cambios en su estilo de vida y que sepan que hay un profesional que le acompaña en este viaje para que esta reducción de peso se adapte a sus circunstancias y se mantenga en el tiempo».

«Aprender a alimentarse va más allá de una dieta más o menos estricta. Implica aprender lo que debes comer y cómo hacerlo», explica Carlos Marcos, paciente del programa Aprende a Comer de Quirónsalud Madrid que ha conseguido perder más de 60. Kg de peso durante un año. «Es necesario tener fuerza de voluntad y paciencia, pero la ayuda del nutricionista te permite realizar cambios en las costumbres de alimentación y de actividad física», detalla Marcos que opina que el cambio de los hábitos es un factor muy importante que no sólo ayuda a conseguir un objetivo de peso, sino a mantenerlo.

El nutricionista ha de ofrecer al paciente una estructura que le ayude a realizar cambios en su estilo de vida para convertir a su cuerpo en un aliado a través de una alimentación reglada que no debe olvidar la actividad física. «También ofrece opciones para ofrecer a los pacientes para cuando tienen compromisos que les obligan a comer fuera de casa. El paciente debe poner la disciplina de su parte y el equipo de nutricionistas le apoya con un plan específico y le ofrece herramientas para seguir bajando de peso», analiza Pérez Montero.

No sólo se debe trabajar en la reducción adaptada de la ingesta calórica, sino que se han de realizar análisis periódicos a través de básculas de bioimpedancia para obtener información detallada de cómo se distribuye el músculo, la grasa y el agua dentro del cuerpo ¿A qué nos ayuda conocer la esta información? «En ocasiones existen personas que quieren bajar de peso y que, pese a que siguen adecuadamente su dieta, no lo consiguen. En estos casos debemos investigar cuáles pueden ser las causas; a veces, su consumo de agua puede ser bajo o incorrecto o sus porcentajes de músculo y grasa descompensados.

Las básculas de bioimpedancia, sobre todo las multicompartimentales que nos ofrecen porcentajes de grasa y músculo en tronco, brazos y piernas, ayudan a conocer si el descenso de peso se está produciendo de forma equilibrada. Para bajar de peso no sólo se debe insistir en el número de calorías totales consumidas, sino también si la ingesta de agua es adecuada o si el metabolismo de la persona que quiere bajar de peso es el correcto. Cuanta más información tengamos, más podremos personalizar la intervención dietética», recalca Elena Pérez Montero.

Los programas de adelgazamiento guiados por un nutricionista son lo opuesto a las dietas milagro. No prometen pérdidas de peso masivas en un periodo breve y abogan por el autocontrol y la perseverancia como herramientas clave para conseguir la reducción deseada. Las dietas milagro suelen suprimir grupos de alimentos, como la eliminación de los carbohidratos… O se basan en un alimento concreto para conseguir la pérdida (dieta de la piña, dieta de la alcachofa…). Además, las dietas milagro son modelos estándar y no se adaptan a las características de la persona que quiere perder peso y no tienen en cuenta su edad, estado físico, estado fisiológico, nivel de actividad… Estas dietas milagro consiguen bajadas de peso puntuales, pero a expensas de masa muscular y de la grasa corporal y no de masa grasa. Esta alimentación restrictiva no se puede mantener a largo plazo y en el momento que se abandona aparece el efecto rebote en forma de más grasa corporal.


El paciente debe poner la disciplina de su parte y el equipo de nutricionistas le apoya con un plan específico y le ofrece herramientas para seguir bajando de peso

Elena Pérez Montero

Hospital Universitario Quirónsalud Madrid

Frente a este tipo de dietas restrictivas, los programas guiados por nutricionistas ofrecen consultas personalizadas en las que se realiza una completa anamnesis, cuestionario de hábitos, adherencia a la dieta mediterránea y medidas antropométricas.

Con toda esta información se diseña una estrategia funcional que se adapta a las situaciones del paciente. Además, ofrece menús semanales equilibrados con alimentos de temporada y adaptados a los gustos y objetivos de los pacientes, recetas de cocina sencillas para enriquecer tu menú con alimentos y preparaciones sanas y sabrosas en las que se prima el equilibrio nutricional. Por último, no hay que olvidar un programa de actividad física adaptada.